¡ Viva los novios !

¡ Viva los novios ! ¡ Viva !...

Hemos escuchado estas agradables aclamaciones, al menos para nosotros, después de un profundo proceso al que vamos a resumir en pocas palabras.

El idioma en el que hablemos de  nuestro amor es indiferente.   Podría ser sin mediar palabra, sino dar a entender  lo que se  siente en forma de signos, con miradas, en la actitud, de mil maneras. Sin ser posesivos, dejando al otro la libertad de expresar sus sentimientos con naturalidad.
Nos conocimos y sentimos el uno hacia el otro un alto grado de atracción física, seguida de respeto y estimación moral: comprendimos que era amor y a partir de entonces empezamos a formar un proyecto común, con mucha sinceridad, intentando comprender al otro, exponiéndonos a no llegar al objetivo propuesto. Pero cuanto más temor teníamos, más sincera era nuestra convivencia.   Nos encontramos con dificultades, peligros, temores, incomprensiones... que poniendo una gran dosis de buena voluntad, paciencia y bastante buen humor, por ambas partes, logramos vencer.
Creímos superados los escollos encontrados y fue entonces cuando decidimos avanzar, con total seguridad de nuestro cariño y que juntos fortaleceríamos todavía más.
En un momento preciso y de mutuo acuerdo determinamos formalizar, para la sociedad, nuestra relación.
El compromiso adquirido es que la felicidad de la pareja, será nuestra propia felicidad.

Mucho amor.

EMS